Hoy voy a hablar sobre lo que me ha parecido Jane Eyre de Charlotte Bromte.
No había leído nada de esta autora inglesa y no esperaba nada mejor a Jane Austen. Pero me equivocaba.
El libro en general me ha parecido una pasada. El argumento de una niña huérfana que logra superarse a si misma y convertirse en una mujer fuerte y de gran valía, los personajes con descripciones psicológicas y físicas muy reales. De hecho parecía que podía ver la cara del señor Rochester porque la protagonista lo describía con todo lujo de detalles:
"El sr. Rochester tiene cejas pobladas, rasgos toscos, brusco, 20 años mayor que Jane, es un mandón" Pero ahí reside su genialidad! Que es feo, vale. ¿que tiene mal genio? ¿Y quien no? pero es un hombre con un fondo noble y no pretende decir todas las palabras adecuadas. En definitiva es un personaje "real" con personalidad propia.
Tengo que decir que los primeros capítulos en los que Jane cuenta sus diez primeros años de vida me cautivaron, aquella niña llena de rabia por el abuso psicológico y físico de sus primos encuentra en un orfanato con condiciones de vida mucho peores un remanso de amor y respetabilidad ante los demás, algo que había anhelado siempre.
Su amistad con Helen Burns es adorable. La pequeña Helen parecía un ángel y de seguro personas así cautivan a cualquiera: su bondad, la ausencia de rencor hacia quien pudiera insultarla hicieron que la pequeña Eyre descubriera que se podía vivir mucho mas feliz en ausencia del rencor.
“La vida es demasiado corta para perderla en odios infantiles y en recuerdos de agravios.”
Cuando muere Helen, realmente sufrí porque era un personaje muy bien dibujado con el que uno se encariñaba fácilmente.
Cuando Jane sale del colegio después de haber trabajado de profesora, decide entrar de institutriz a una mansión para cuidar de la "francesita" Adele y así es como conoce al señor Rochester.
Desde que entra en la casa se aprecia una evolución en la personalidad de Jane. El amor por su amo va creciendo de forma trepidante, y también en el caso de Rochester, pero eso no lo sabemos hasta que él no hace su preciosa declaración de amor en el jardín (en mi opinión la mejor escrita que he leído hasta ahora): En ella Rochester hace creer a Jane que se casara pronto y que Jane marchara a Irlanda. Al final consigue que la propia Jane confiese sus sentimientos por el y no solo eso sino también su valía e igualdad frente a él; aunque él sea el amo y ella una sirvienta. Este discurso feminista magistral no es solo el único que se encuentra en la novela. A lo largo de la obra se repite el mismo tema: ¿por qué Jane tiene que estar sujeta a lo que se considera que debe esperarse de ella? La justicia se demuestra en cada frase hablada por la protagonista, cualidad que seguro fue marcada en su infancia cuando no obtuvo la igualdad que demandaba ante su tía y primos en la casa familiar. Y ya no me enrollo más y dejo esta escena preciosa de 10:
"Le gustará Irlanda. Según dicen, los irlandeses son muy afectuosos. —Está muy lejos, señor.
—¿Qué importa? A una muchacha como usted no creo que le asuste un viaje largo.
—No es el viaje, sino la distancia y el mar, que es una barrera que me separaría de...
—¿De qué?
—De Inglaterra, y de Thornfield, y de...
—¿De...?
—De usted, señor...
Lo dije casi involuntariamente, mientras lágrimas silenciosas bañaban mi rostro. La mención del señor O'Gall, de Bitternutt Lodge, había dejado frío mi corazón, y más aún el pensamiento del mar, del mar inmenso, revuelto y espumoso, que había de interponerse entre mi persona y aquel hombre a cuyo lado paseaba y a quien amaba de un modo espontáneo, superior a mi voluntad.
—Es muy lejos —repetí.
—Desde luego. Y cuando usted esté en Bitternutt Lodge, no volveremos a vernos más. Me parece indudable. No creo ir nunca a Irlanda; no es un país que me atraiga en exceso... Hemos sido buenos amigos, ¿verdad, Jane?
—Sí.
—En efecto, Jane: el viaje a Irlanda es largo y la travesía incómoda y siento que mi amiguita haya de verse obligada a... Pero ¿cómo ayudarla si no? ¿Experimenta usted algún sentimiento respecto a mí, Jane?
No pude contestar. Mi corazón desbordaba.
—Porque yo lo experimento por usted —continuó—, sobre todo cuando estamos juntos, como ahora. Es como si en el lado izquierdo de mi pecho tuviese una cuerda que vibrara al mismo ritmo que otra que usted tuviese en análogo lugar y se uniera de un modo invisible a la mía. Y si ese endiablado canal y doscientas millas de tierra van a separarnos, temo que ese lazo que nos une se rompa. Por lo qué a mí concierne, estoy seguro de que la rotura va a producirme una incontenible hemorragia. Y usted...
—¿Cómo? ¿Le disgusta tanto irse de aquí?
—Me disgusta irme de Thornfield. Amo este lugar, y lo amo porque en él he vivido una vida agradable y plena, momentáneamente al menos, porque no he sido rebajada a vivir entre seres inferiores ni excluida de toda relación con cuanto es superior y dinámico. He podido hablar con alguien a quien admiro, en cuyo trato me complazco... Un cerebro poderoso, amplio, original... En una palabra, le he conocido a usted, Mr. Rochester, y me asusta pensar en irme de su lado. Reconozco que debo marchar, pero lo reconozco como podría reconocer la necesidad de morir.
—¿Y qué necesidad tiene de irse? —preguntó de pronto.
—Usted mismo me lo ha dicho, señor.
—¿A propósito de qué?
—De Miss Ingram, su noble y bella prometida...
—¿Qué prometida? Yo no tengo prometida.
—Pero se propone tenerla...
—Sí, me lo propongo... —masculló.
—De modo que debo irme. Usted lo ha dicho. —No: usted se quedará. Se lo juro y cumpliré el juramento.
—¡Y yo le digo que me iré! —exclamé con vehemencia—. ¿Piensa que me es posible vivir a su lado sin ser nada para usted? ¿Cree que soy una autómata, una máquina sin sentimientos humanos? ¿Piensa que porque soy pobre y oscura carezco de alma y de corazón? ¡Se equivoca! ¡Tengo tanto corazón y tanta alma como usted! Y si Dios me hubiese dado belleza y riquezas, le sería a usted tan amargo separarse de mí como lo es a mí separarme de usted. Le hablo prescindiendo de convencionalismos, como si estuviésemos más allá de la tumba, ante Dios, y nos hallásemos en un plano de igualdad, ya que en espíritu lo somos.
—¡Lo somos! —repitió Rochester. Y tomándome en sus brazos me oprimió contra su pecho y unió sus labios a los míos—. ¡Sí, Jane!

Otra cosa que me gustó
de Jane es que es una mujer de principios. Estoy cansada de ver en películas,
series, libros la idea de que hay que llevarse por el corazón. Y sí habría sido
muy bonito que Jane hubiera aceptado vivir con el Sr. Rochester a pesar de que
estaba casado. Pero ella sabia que se iba a sentir mal con su conciencia y se
marchó. Puede que a lo mejor las cosas
hubieran ido mejor para el sr. R cuando esto sucede pero para ella supone un
avance en su camino personal increíble: consigue llegar a una casa casi a punto
de desfallecer, descubre a las anfitrionas de la casa que la acogen que se
convierten en amigas inseparables (y lo que es mejor...averiguar que ellas son
sus primas!!), convertirse en maestra infantil de un pueblo donde es recibida
de forma genial y alegra la vida de
muchos lugareños con su carácter bondadoso y completa dedicación a las
pequeñas.
Nada de esto habría
sucedido si no sale de la casa de su amo en el momento adecuado, cuando ella
necesitaba despejar sus ideas y descubrir lo que realmente quería.
En conclusión Jane Eyre
es una novela de superación personal. En el principio de la novela observamos a
una niña triste, amargada, rencorosa pero a la que el encuentro con determinadas
personas y su propia capacidad de lucha la convierten en una mujer excepcional,
agradable y un personaje a la que todos recordaran si leen esta obra.
En definitiva, ¡Os la
recomiendo totalmente si no la habéis leído!!
Yo, ahora que me la he
terminado, buscaré la película a ver que tal esta, pero vamos no creo que
supere el libro.
Y vosotros, ¿habéis
leído Jane Eyre? ¿que os pareció?